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Visualización Gigapíxel

Bartolomé Bermejo

Córdoba, ca. 1440 – Barcelona, ca. 1500

Apodado también como El Bermejo, está considerado como el pintor más grande de la Corona de Aragón en el último tercio del siglo XV y el máximo representante de la influencia flamenca. Su práctica artística, vinculada a la temática religiosa, se desarrolla en diferentes lugares del territorio español. Según la tradición documentada, el inicio de la práctica artística de encargo tiene lugar en Valencia donde desarrolla en 1468 el retablo de San Miguel de la parroquia San Miguel de Tous. Su vida itinerante lo llevó posteriormente a lugares como Daroca, Zaragoza y Barcelona, e intercaladamente, antes de ir a la ciudad catalana, volvió a Valencia donde se cree que realizó el retablo de La Virgen de Montserrat.

 

Virgen de la Leche

ca. 1465. Óleo y oro sobre tabla. 49.1×34.5 cm.

La figura femenina como diosa o madre nutricia ha estado presente en diferentes épocas históricas como las referentes a la mitología egipcia o griega y desde antaño esta faceta maternal con su respectivo mensaje ha evolucionado progresivamente hasta la cultura occidental que nos atañe. Cabe destacar que la figura de la Virgen amamantando al niño se ha representado a lo largo de la historia desde el estilo y tendencia característico a cada etapa. Bermejo nos la muestra desde su particular sensibilidad a través del estilo flamenco de la península ibérica.
El conjunto de ambas figuras queda perfilado por un plano de pan de oro que sustituye la profundidad de campo de la escena, pero el relieve de sus formas queda reforzado por la gran riqueza cromática de las formas. Mediante la fotografía gigapíxel se observa una riqueza pictórica en la que de su realismo flamenco emana la delicada gestualidad con la que están tratados los elementos y símbolos formales de la indumentaria y las joyas. Del mismo modo, con la alta calidad fotográfica se puede observar el detallado tratamiento de los cabellos de la virgen, los del niño y el detalle de la leche tan cargado de significado. Como simbología cromática también se encuentra la piel blanquecina de ambas figuras, asociada en muchas ocasiones al carácter de lo divino. En lo formal, la religión cristiana se reafirma una vez más en la iconografía del collar o rosario de cuentas rojas y negras que sustenta el niño en sus manos.

Museo de Bellas Artes de Valencia

Nº de inventario 279

Sala 4

Posiblemente procede del Convento de Santo Domingo de Valencia